viernes, 9 de octubre de 2009

Crisis, presupuesto e impuestos.

CRISIS, PRESUPUESTO E IMPUESTOS

-Omar Granados


La propuesta presupuestal debe entenderse en este escenario de crisis como una respuesta a la falta de demanda, a la caída del consumo y al desempleo. La caída en las ventas y en la producción empresarial, se deben principalmente a un descenso en las ventas debido a la pauperización y pérdida de poder adquisitivo de las clases medias y trabajadoras, además del aumento del desempleo.

Por lo anterior, las características del gasto deben incursionar en la inversión productiva, en infraestructura, en educación y tecnología que por medio de fomentar la demanda, reactive la actividad empresarial en general.

Desafortunadamente, los tres poderes federales y locales siguen pensando en la cada vez más apretada cuenta pública que la misma burocracia ha insistido en expandir. El indignante crecimiento de los altos burócratas (791% en nueve años), los sueldos del poder judicial, la cantidad de curules, los sueldos y la falta de representatividad de los legisladores, las inmerecidas pensiones de los expresidentes, son ejemplos de la corrupción existente.

Además de favorecerse a si misma, la corrupta clase política favorece a la clase empresarial. Incluso, es difícil diferenciar a ambos estratos, sobre todo desde que asumiera el presidente empresario Vicente Fox, o tras la experiencia del fallecido Mouriño, quien fuera empresario petrolero y miembro del consejo de administración de PEMEX y posteriormente, secretario de gobernación.

Por otra parte, los empresarios organizados en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), también hacen política, muchas veces a través del cabildeo, gran fuente de corruptelas; en otras ocasiones la inversión en campañas políticas para posteriormente conseguir favores políticos y legislativos, como se puede suponer de la nueva telebancada. Uno de estos tradicionales favores han sido los regímenes especiales, que tienen la supuesta intención de conducir la economía con ayudas e incentivos, pero que en realidad han sido los mecanismos por los cuales el gran empresariado se desentiende de sus obligaciones fiscales.

Es de dominio común que los grandes corporativos no pagan impuestos en México, pero la propuesta de hacienda no acaba con los regímenes especiales que harían pagar a los empresarios cientos de miles de millones de pesos necesarios justo en este momento. Peor aún, ni el PRI ni el PAN planean afectar a los empresarios en la cámara, sellando el pacto entre los empresarios y los políticos. No es de extrañarse el reportaje de la última edición de la revista Quién, donde además de observar el activismo político socialité de Salinas, pudimos ver a los empresarios en la primera fila en el informe, y no es que a ellos se les rindan las cuentas…¿o si?

Mientras los pequeños comerciantes y los asalariados no pueden evitar pagar el aumento de 2% al consumo generalizado y otro 2% al ISR, hay una competencia desleal ejecutada por el gobierno al regresarle sus impuestos a los grandes consorcios. Esta política está fomentando la monopolización de todas las áreas de la economía en manos de grandes empresas trasnacionales.

Siendo así, ya sabemos quién quiere el gobierno y el empresariado que pague la crisis, ¿quién si no los trabajadores y la clase media, los tradicionales contribuyentes? La desigualdad imperante no existiría sin una política favorable a la concentración de capital en las altas esferas de la burocracia y el empresariado nacional y trasnacional. El PAN-gobierno por todos lados busca convencer a la gente de aceptar el incremento tributario, el PRI juega con la idea de aceptar la propuesta sin que el 2% al consumo afecte a alimentos y medicinas, y la izquierda partidista en la frustración de la derrota electoral, que no les permite detener la política económica neoliberal.

Si ya el presupuesto de ingresos era especialmente polémico en esta ocasión, el presupuesto de egresos en el que de antemano debe recortarse en cierto porcentaje, debe incluir en primer lugar el incremento de intereses en la deuda pública, los gastos en seguridad pública de las nada transparentes y si muy onerosas e ineficaces Secretaría de Seguridad Pública y la de Defensa Nacional. Estos presupuestos de los militares, la policía, los partidos y los tres poderes, son salvados en detrimento de la inversión en educación, arte, investigación científica y su difusión, empleo, obra pública, infraestructura, etc.

Los ejemplos que demuestran que el gobierno está en el error, pululan por doquier: Brasil, Venezuela, Rusia, China, Corea del Sur, han logrado crecimiento y desarrollo por medio de otra jerarquía en el gasto, etc. La política neoliberal es cada vez más un suicidio ante la crisis y cada vez más la gente sabe qué demandar del presupuesto. El problema es ¿qué hacer cuando los partidos y los supuestos representantes no quieren darse cuenta del problema o bien, no son efectivos para solucionarlo debido a compromisos previos?

Recordemos que el año pasado algunos los analistas acertaron cuando al comentar el presupuesto 2009, coincidieron en que era el último en crecimiento, y que para 2010, se complicaría la situación. El gobierno tardó varios meses en planear e implementar sus acciones, pero a las semanas tuvo que cancelar la mayor parte de los recursos del plan anticíclico por un boquete fiscal que ahora trata de llenar cobrando más impuestos y elevando las tarifas de energéticos.

No sólo es que el gobierno no se dé cuenta de la situación, sino que sus privilegios y sus compromisos políticos con el empresariado no le permiten actuar en consecuencia con el problema. Ante el secuestro de lo político, el ciudadano debe organizarse y participar, hacerse escuchar en los órganos de gobierno y legislativos. No se puede permitir la continuidad de la política económica que ha llevado al país a esta crisis y ante las evidencias, debe cambiarse el conjunto de políticas implementadas.