¿Quién pagará la crisis?
Omar Granados
omar1granados@hotmail.com
4 de febrero de 2009
SIGUE LA CRISIS
Mientras la crisis mundial avanza y los datos económicos con pésimas noticias siguen fluyendo, por el momento no hay rescate gubernamental que cure la desconfianza y crisis de los mercados. Al mismo tiempo, tampoco hay presidente que detenga el pánico de los inversionistas: aún el día de la asunción de Obama como el presidente número 44 de los Estados Unidos, los mercados tuvieron una fuerte caída y mostraron desde el primer momento las dificultades que enfrentará EEUU, aun con el esperado relevo de Bush.
De ahí en adelante, ningún día dejó de abultar la lista de noticias terribles sobre la economía global: empresas a punto de llegar a la bancarrota, bancos con enormes pérdidas, recortes de empleo récord (que según cifras del FMI, este año podrían traer 50 millones de nuevos desempleados, para totalizar 230 millones) a nivel mundial, entre otras.
Por ejemplo, Citigroup el primer banco del mundo, después de ser rescatado con 45 mil millones de dólares a finales de 2008 (más 27 mil millones en 2007), en estos días ha reportado pérdidas de 28 mil millones de dólares. Esto ha desconcertado a más de un analista pues el banco parece comportarse como un hoyo negro y no ha llegado una solución que pueda corregir su rumbo.
DAVOS, LA NECRÓPOLIS
En este contexto crítico, los líderes mundiales del capitalismo se reunieron en Davos para hacer un diagnóstico propio y discutir salidas probables. El tradicional foro económico dejó de reunir sólo a los grandes empresarios del mundo (hoy quebrados) para tomar en cuenta a 43 mandatarios de diversos países, es decir, de cierta forma los inversionistas de los consorcios financieros que han causado la crisis mundial requirieron de la asistencia de los mandatarios para (intentar) generar credibilidad, poder hacer un diagnóstico preciso y tratar de debatir una salida real.
Por desgracia, los mandatarios siguieron la teoría de la “autorregulación de los mercados” (o neoliberalismo), experimento constante llevado a cabo ya por tres décadas y que llevó a estas mismas empresas y bancos a la crisis. Por citar un ejemplo, Gordon Brown el primer ministro del Reino Unido, advirtió que el libre mercado sigue siendo el camino y llamó a evitar el neoproteccionismo como solución. Otros mandatarios siguieron la línea de los anfitriones y coincidieron en condenar al proteccionismo en lugar de reconsiderar las políticas neoliberales.
De igual forma, Felipe Calderón asistió a Davos, donde departió con su antecesor Ernesto Zedillo. Ahí, en ese bastión del cinismo (qué mejor contexto) el último presidente del PRI habló (finalmente) de la situación por la que atravesó durante su sexenio y estimó que el FOBAPROA costó 20% del PIB, proporción que es el doble a la que Obama está a punto de recibir del congreso y de la que aún no precisa su uso.
Ambos mexicanos siguieron el guión y escondieron la realidad sobre su papel al frente del ejecutivo: Zedillo afirmaba falsamente que había enfrentado al pueblo mexicano y que le había explicado claramente la situación de los bancos (cuando por el contrario lo encubrió tanto como le fue posible); y por su parte Calderón reafirmó que sus previsiones para México eran de cero crecimiento (cuando en realidad se prevé un decrecimiento de hasta 1.8%) y propuso al mundo una especie de “FOBAPROA global” para salir de la crisis.
Esta “solución” a las crisis (una coincidencia más entre Zedillín y Calderón), es también la propuesta “tácita” de los empresarios y los líderes asistentes al Foro de Davos, donde todos coincidieron, sin decirlo, en que la crisis financiera, así como la de 1929, la deberían de pagar los trabajadores del mundo, ya que con los impuestos (que los grandes consorcios en rara ocasión pagan) y el erario público de cada país, se intentaría financiar a los bancos, pretendiendo ignorar que éstos se comportan como hoyos negros insolventes.
Lo que todavía está por decidirse en el mundo neoliberal es el alcance de los rescates, es decir, si los gobiernos 1) se apropian de acciones de empresas o bancos a cambio de los rescates planeados (o incluso los nacionalizan), como hizo Bush a finales de 2008 (aunque en el caso de las acciones, éstas no permiten al gobierno ninguna capacidad de decisión en la empresa); o 2) sólo aportan capital en forma de préstamo o dádiva, como en el caso del FOBAPROA mexicano, donde Zedillo rescató millonariamente a los bancos con deuda pública y no conservó acción alguna a cambio. Otro ejemplo son los 400 mil millones de pesos anunciados recientemente por Calderón para rescatar a las empresas locales, ¿qué controles se nos ofrece para el uso de ese dinero?
BELEM, LA ALTERNATIVA
Por otra parte, en Belem, Brasil, se convocó al Foro Social Mundial (FSM) que paralelamente al Foro Económico de Davos, ha venido reuniéndose para hacer un diagnóstico crítico y proponer soluciones alternativas a la crisis del neoliberalismo. Este foro ha sido tradicionalmente una casa abierta a los intelectuales, políticos y movimientos sociales del mundo, para ejercer una libertad de expresión única, donde los participantes piensan de entrada que “otro mundo es posible” y por lo tanto debaten con la intención de buscar la mejor alternativa al capitalismo neoliberal que hemos experimentado duramente en el Tercer Mundo.
Se ha venido debatiendo en el FSM que este “movimiento de movimientos” (como ha sido denominado), tiene la obligación de proponer acciones concretas para solucionar los problemas que ahí se debaten, pero la respuesta en el mismo foro ha sido negativa, no se ha logrado comprometer a todos los asistentes a una serie de medidas específicas. Aun así, por primera vez este foro fue anfitrión de cinco presidentes latinoamericanos de izquierda, que después de haber asistido en algún momento de su carrera como políticos de oposición, en esta ocasión se reunían para transmitir su visión de las cosas y debatir con movimientos sociales e intelectuales.
Chávez (Venezuela), Correa (Ecuador), Lugo (Paraguay), Morales (Bolivia) y Lula (Brasil) demostraron que sus ideas no comulgan con los asistentes a Davos y remitieron el mensaje explícito de que buscarán formas alternativas desde Sudamérica y desde la izquierda para contrarrestar la crisis (ya se han mencionado antes sus pretensiones de unificar a toda la América Latina y el Caribe en una sola región al estilo de la Unión Europea, acuñar una moneda para su uso en la región y crear el Banco del Sur, entre otros proyectos donde se han sumado diversos mandatarios).
A pesar de que los movimientos sociales han pasado a la ofensiva por medio de gobiernos progresistas como los anteriores y diversas acciones, no ha habido aún una gran propuesta que defina una estrategia clara para salir de esta crisis. Chávez, Morales, Correa y Lugo se han decidido rápidamente por una constituyente para revertir las políticas neoliberales y el papel del Estado, pero el nuevo contexto requiere de nuevos cambios y alternativas para la región y el mundo. Algunas propuestas son innovadoras pero no hemos visto un espacio plural e incluyente para dialogar a nivel mundial, tal vez la próxima reunión del G-20 en abril pudiera ser un buen lugar para presentar las propuestas ya que Rusia, China e India, entre otros países están en la mima posición, con una incredulidad renovada hacia el neoliberalismo y buscando estrenar a Obama en el escenario internacional.
OBAMA Y LOS EEUU
Hasta el momento, no se ha detallado lo que hará la mayor economía del mundo para tratar de solucionar este problema mundial, Obama ha anunciado que si el Senado lo apoya, usará 1.25 billones de dólares para recuperar 3 millones de empleos (aunque este es el número de empleos perdido sólo durante el período de Bush).
El hecho de que Obama no haya asistido a Davos puede ser una buena señal, pero alarga la espera, no se sabe ningún detalle de su rescate y las preguntas principales son: ¿cómo se formarán esos empleos? y ¿quiénes serán los beneficiarios? ¿los bancos, las empresas, los deudores o los consumidores?
Obama ha repetido recientemente que la causa de la crisis es la combinación de la avaricia de los grandes inversionistas con las políticas desrregulatorias de su predecesor. No obstante, estamos por constatar si Obama puede o quiere iniciar una lucha contra los intereses de los inversionistas para favorecer a los trabajadores norteamericanos como ha prometido.
En conclusión, los planes anticrisis presentados hasta el momento van desde el regalo de divisas “a la mexicana” y el autismo de Gordon Brown, hasta el neosocialismo sudamericano. Obama tendrá la palabra en poco tiempo, de su plan sólo se sabe que oscilará entre las primeras opciones, pero ya que esa descripción es muy vaga, esperamos ansiosamente los detalles del rescate de Obama y su presencia en las próximas reuniones de jefes de estado.
Por el momento, podemos especular y algo que parece necesario en primera instancia, es algún tipo de rescate o ayuda (con concesiones fiscales o por medio de fijar precios y salarios) a los golpeados consumidores y deudores norteamericanos. Por otra parte, la política frente a los bancos apunta hacia: 1) transparentar el negocio bancario (auditorías y saneamiento) 2) regular al sector para evitar las prácticas que han llevado a la crisis (aunque la profundidad de tal reforma es la mayor incógnita) y 3) un posible rescate bancario-empresarial en forma de nacionalización y compra de acciones (esta última al final para evitar echar el dinero a un pozo sin fondo).
jueves, 5 de febrero de 2009
¿Quién pagará la crisis?
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