Omar Granados
El presupuesto de egresos para el próximo año había sido pospuesto algunos días debido al desafortunado y turbio avionazo de las Lomas de Chapultepec, el duelo para el secretario fallecido, aunado a los jaloneos típicos con Hacienda y entre los legisladores de los diferentes partidos, retrasaron en conjunto la aprobación del presupuesto 2009 hasta la madrugada del pasado jueves 13, cuando en una votación muy similar a la de la reciente reforma petrolera, se aprobó por mayoría lo que será desembolsado el próximo año.
Las características de las asignaciones para el próximo año, tienen especial relevancia debido a que lo peor de la crisis financiera y económica se espera para 2009. Esta crisis provoca que el presupuesto de este año sea el último aprobado en condiciones de relativa liquidez, cuando el ingreso hacendario no se ha desplomado aún, debido a una recesión apenas incipiente en la economía; los precios del crudo (que aunque bajaron en estos meses) estuvieron muy elevados la mayor parte del año; y las exportaciones a los EEUU no han mostrado todavía los bajos niveles que se esperan para 2009. Estos factores provocan que Hacienda y los legisladores tengan para el próximo ejercicio una buena cantidad de divisas, aunque en los últimos meses de 2008 ya se observa un comportamiento preocupante en varias áreas de la economía, por lo que los recursos nacionales podrían disminuir a lo largo del siguiente año.
Los procesos políticos también se ven reflejados en el presupuesto. En primer lugar, vemos cómo sigue (y seguirá) funcionando el sistema de alianzas en esta legislatura: PRI, PAN y los partidos satélites (entre los cuales ya debemos contar a Nueva Izquierda) rechazaron e ignoraron las más de setenta observaciones hechas por las corrientes progresistas de lo que queda del FAP (compuesto aún por una parte del PRD y Convergencia y PT). Diputados de esta fuerza acusaban que el presupuesto fue negociado y aprobado fuera de las sedes legislativas (todo llevado a cabo en la sede de Nacional Financiera) para después modificar en el pleno varias áreas, pero con poco dinero, reasignando un poco mas de 60 mil millones de pesos cuando el presupuesto quedó en un poco más de 3 millones de millones de pesos (los pagos a la deuda, que forman parte de las partidas más cuantiosas, no están a discusión). Hay que decir que 1) esta estratosférica cifra, proviene principalmente de los recursos petroleros que han disminuido estos meses debido a su baja cotización y 2) que cuando inició el sexenio de Fox, el presupuesto ascendía a un millón de millones apenas.
En la reasignación hecha por la cámara es notoria el alza a algunas partidas como PEMEX, SCT (entre otras cosas, para el rescate carretero), Educación pública, agricultura, salud y medio ambiente. Asimismo, los más perjudicados fueron los ramos autónomos y los recursos a estados. Esto habla de que el gobierno federal, a través de hacienda, había negociado en el sentido de que el presupuesto incluyera una cantidad importante de gasto corriente, que tiene que ver con burocracias, gastos administrativos y nóminas en lugar de darle mayor relevancia al gasto social o de infraestructura. Si bien ésta ha sido la forma de actuar de los gobiernos panistas, que ha privilegiado la expansión de una burocracia onerosa, en este momento no se entienden tales pretensiones cuando en el discurso Calderón había estado llamando a soluciones anticíclicas para incentivar a la economía. Además de lo anterior, el FAP acusó a Hacienda de pedir dinero (130 mil millones de pesos, nada despreciables) para un supuesto subsidio a la gasolina que ya no existe, debido por un lado, a los gasolinazos que subieron 55 centavos el litro de Magna, y por otra parte, debido a la baja de los precios de los combustibles, causada por la caída de los precios del petróleo. Por lo tanto, Hacienda dispondrá de los 130 mil millones a su gusto y en año electoral.
Como siempre, hay perdedores. En ese renglón tenemos por ejemplo al IFE, que aunque perdió millones en recursos, se dijo, no perderá operatividad en las elecciones del próximo año. De igual forma, la Dirección General de Derechos humanos de la Defensa Nacional, no tendrá recursos, por lo que esta oficina no podrá llevar a cabo su importante labor de control a las fuerzas armadas y su desempeño en esta materia. Otro de los perjudicados fue el campo mexicano, donde a pesar del aumento que se llevó a cabo en las reasignaciones, esto no es suficiente ya que han existido muchos problemas (burocráticos y de otros tipos) que han evitado que el presupuesto en esta materia se gaste de forma adecuada, además de que el campo ha sido olvidado totalmente en estos sexenios neoliberales y como señaló en estos días la CNC, cualquier cifra sería meramente asistencialismo insuficiente si el gobierno no tiene por política de estado el apoyo al campo.
Otro sector que sigue pidiendo recursos del presupuesto, son las radios comunitarias y los medios independientes, ya que al haber sido ignorados por la Ley Televisa y gracias a que el legislativo no ha vuelto a legislar dicha ley (rechazada por la corte en sustanciales partes), quedan fuera del apoyo gubernamental todos los medios locales o independientes y quienes sacarán jugosos réditos del presupuesto serán los consentidos del panismo: los grandes consorcios de Radio y TV, que recibirán la gran mayoría (95%) de los recursos de comunicación destinados a los spots que transmitirán los medios para las campañas en 2009 (en detrimento de la prensa, por ejemplo). También entre los ganadores hay que mencionar muy especialmente a las policías federales y estatales y la milicia, y por lo tanto, al narco y la delincuencia organizada que los han infiltrado. Desde el año 2000 han aumentado a pasos agigantados los recursos destinados a la policía, y a pesar de los nulos resultados, este año se vuelve a intentar acabar con estos problemas de delincuencia organizada por medio (casi exclusivamente) de la militarización excesiva del país, por lo tanto, no esperemos grandes resultados sin la creación de un entorno social que facilite esta lucha.
A la UNAM y a la educación superior, por ejemplo, se les había negado algunos recursos (demandados por el rector a Hacienda en su calidad de representante de las universidades del país), pero en la reasignación realizada por la cámara de diputados, le fueron sumados 700 millones de pesos al final de la sesión. Estos millones para la UNAM y los aumentos para el IPN y otras casas de estudio, representan un crecimiento que aunque menor, será suficiente para que estas casas de estudio no pierdan capacidad de operación ni carezcan de presupuesto para el próximo año. Hay que decir que por la forma en la que se presentó esta negociación, a Hacienda no le parece importante la universidad pública para luchar contra la crisis, de la misma manera que desdeñó al agro y a PEMEX en esas primeras asignaciones.
Mientras los gobiernos de los países más ricos del mundo (reunidos en el G-20 en estos días) y la CEPAL afirmaban que una de las principales herramientas de los gobiernos frente a la crisis sería el gasto en infraestructura y lo que aquí conocemos como el gasto social, Carstens y Calderón pusieron límites a la inversión en infraestructura y minimizaron el aumento de inversión en estas áreas. De la misma forma, en nuestro país este año se ratifica una vez más el declive de nuestra inversión pública en infraestructura que cayó a 0.5% del PIB, cuando en 1980 era de alrededor de 2.5, lo anterior nos habla del poco conocimiento (o interés) del gobierno en incentivar una economía realmente incluyente y competitiva.
Durante el G-20, pudimos ver las diferentes soluciones que países como China y Brasil propusieron para el próximo año, donde apuestan al proteccionismo y a la inversión pública para ayudar a la economía “real” en 2009. China mostró su fuerza real en divisas presentando un plan de gasto a largo plazo (un proyecto de dos años con la mayor inversión del tipo en el orbe) donde favorece a su industria nacional con una serie de inversiones, ayudando a las ramas más necesitadas de su economía y al mismo tiempo, constituye un rescate de su consumo interno como protección al inminente cese de sus exportaciones a EEUU. De igual forma, Brasil presentó su propio paquete, donde incentiva también la economía local usando el proteccionismo, las regulaciones y la inversión pública en el gasto social, pensando que a través del estímulo al mercado interno podrán sortear la crisis. La razón por la que Lula presentó tal proyecto es debido a que acusa certeramente a los inversionistas especuladores de haber causado el desperfecto y justo de ellos protege ahora su economía.
En cambio en nuestro país, tanto este presupuesto como el plan para el incentivo de la economía mexicana que presentó Calderón en el mes anterior, se parecen en una diminuta parte a los casos chino y brasileño, ya que nuestro país aumenta el gasto público para 2009. Aún así, las diferencias son notables, ya que México no apuesta a su mercado interno, sino que hemos dependido de las exportaciones y, por lo tanto, del consumo en mercados foráneos. Asimismo, mientras otros países apuestan al proteccionismo desde el G-20, el México neoliberal y su fauna siguen empeñados en apostarle a la libre importación de mercancías sin cobrar aranceles (producir para exportar e importar para consumir, es la tendencia mexicana), aún cuando es fácil pensar que el próximo año la hacienda pública tenga problemas financieros y necesitemos proteger también a nuestros productores nacionales e incluso a los pequeños y medianos comerciantes que enfrentarán a las grandes corporaciones.
Estas diferencias ideológicas llevan años ahí, desde que América Latina ha empezado un cambio regional hacia la izquierda y México (anexado por EEUU a Norteamérica) ha hecho lo suyo hacia la derecha. Los resultados también son visibles ya: México es el último lugar en crecimiento en el continente, mientras Brasil crece a más del 5% justo como lo hacen los países que llevan tiempo en este cambio progresista (aunque en estos momentos todo el Tercer Mundo se encuentra bajo los efectos de el llamado Tsunami Financiero y aún estamos por ver sus consecuencias). México no ha crecido económicamente en términos reales (PIB per cápita) en los últimos 28 años (y como consecuencia, todos los problemas sociales que tenemos), así que del presupuesto de este año se espera un éxito similar (debido a un gasto similar a los de los últimos años) y aunque ya veremos los resultados, todo indica que el próximo año será en especial difícil para nuestra economía y sobre todo para quienes pierden con el presupuesto de este año.
lunes, 12 de enero de 2009
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